Serenidad: el espacio desde el que tomar decisiones.

La histeria no es buena consejera, ni tampoco lo son el miedo y el bloqueo.

Cuando llegas al colapso y sientes que aquello no es, puede que te encierres en la oscuridad del “no es”, “tengo que salir”, “yo quiero otra cosa”, "esto no es para mi", "yo aquí no encajo".... y la falta de luz no te permita tomar decisiones con claridad.

La misma situación ocurre cuando te encuentras en una situación de máximo estrés o de peligro, tu mente se centra en buscar la manera de escapar, de salvar la vida, el miedo bloquea y paraliza. Es por ello que ese salto al vacío, ese instinto de salir corriendo puede que no sea la mejor salida.

Para poder ver con claridad, hay que tener serenidad. Es, desde este lugar, donde puedes reflexionar y pensar con claridad.

He ayudado a personas, que después de dedicarse algún tiempo a reflexionar y a identificar cuál era el motor que les movía, cuál era la chispa que aguantaba su ilusión, cambiaron radicalmente la visión que tenían de su propio trabajo y, con tiempo y serenidad, pudieron planificar y girar el timón, rumbo a un destino nuevo.

De este modo han podido salir del estado de “angustia” que les producía su ocupación actual y depositar su ilusión en el proceso de transición, en ese día después.

Saltar de la embarcación en marcha puede estar bien pero asegúrate antes de que haya un bote salvavidas esperándote en el agua.